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NO AL GOLPE

Publicado: 2011-02-23

 

Había terminado un arrebatado alegato , contra lo que consideraba un atentado del Presidente de la República contra el Estado de Derecho, cuando me hicieron saber que el J.N.E. había dejado sin efecto el Reglamento que obligaba a los encuestados a proporcionar nombre, dirección, teléfono y DNI, a quien tocase su puerta e hiciese preguntas sobre las elecciones. El ganador de las próximas, tendría el listado de sus presuntos enemigos, suficiente para que el Hugo Chávez que todos tienen dentro,  los metiese a un pozo de caimanes.

Creí  que el actual mandatario había dado un primer paso para perpetrar un golpe de estado, de otro estilo al que utilizó Alberto Fujimori, el malhadado 5 de abril de1992.

No hay que tener título universitario,  para darse cuenta de la incomodidad que le produce al presidente, el candidato Toledo, favorecido por las encuestas de seis distintas empresas de prestigio, quienes le otorgan una ventaja del 10 puntos porcentuales sobre su mas cercano oponente.

El actual presidente impuso a su manera, una candidata independiente dentro de su partido , y como resultado el APRA va sin fórmula presidencial a las elecciones generales.  Puede que angustiosamente, alcance la valla electoral con su intervención congresal.

Cometió, el señor García, el desacierto de ufanarse públicamente, de no poder elegir a su sucesor, pero si anular al candidato que no le gustase.  Desea regresar como presidente el 2016, para eso necesita de un monigote en palacio.

 Creí en un golpe de estado tramado con obscenidad, para el cual tendría preparadas las respuestas, mencionando a Antanas Mockus, Susana Villarán e insistiendo en las consabidas   fotografías del momento.

“No podemos quedarnos estáticos, mostrando las nalgas para recibir chicotazos. Hay que iniciar un reclamo colectivo. Una marcha equivalente a la de los Cuatro Suyos, reuniones de vigilia ante el gran encubridor, quien oficia de Arzobispo de Lima y mete sus narices donde huele plata y poder”. Esa era parte de mi aislado discurso, cambié por “respeto”,el término alcahuete por el de encubridor.

Pedí que para las próximas elecciones no se requiriese de tibios observadores, ni de la ONG Transparencia.  Sólo la presencia de los cascos azules podría evitar que volviéramos a la época de las cavernas.  Exigí al pueblo peruano que permaneciese en pie, con la firmeza que demostró el pueblo egipcio en los últimos días.

Reconocí al final cierta timidez, pues admití que el Presidente del JNE, Hugo Sivina, es mi amigo, cuyas virtudes tengo por descontadas, incluso acepté que no sabía si el infortunado Reglamento había sido refrendado por unanimidad o mayoría. Hoy ni quiero enterarme, Conozco la declaración inflamada del congresista Mulder; me gustaría advertirle que para rectificarse se  requiere de enorme valentía.


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