¿VAN A COMPETIR COMO CABALLEROS, O COMO SIEMPRE ?
Comparto plenamente la satisfacción de Alejandro Toledo, publicada en una revista de fin de semana, cuando extiende su agradecimiento a Alan García y colaboradores, por saltarle a la yugular y haberlo molido a palos. No puedo permitirme la arrogancia de pensar que el ex presidente haya seguido los lineamientos señalados por mí en el diario “La Primera”, aunque íntimamente me satisface el haberme anticipado. Debo admitir que el comportamiento hostil del círculo gubernamental, resultaba descarado y notorio, consecuentemente no puedo arrogarme el haber descubierto la pólvora. He escuchado de apristas asombrados, aunque no se si satisfechos, que Mauricio Mulder nunca ha metido la “uña”. Dicen los escépticos que se debe a que no desempeñó cargos con responsabilidades presupuestales. Añaden que le ha faltado la ocasión que exige el refrán. Personalmente le concedo el beneficio de la honestidad y probidad. Por sus antecedentes, que provocan sorpresa y estupor en esos predios, le solicitaron que atacase con dentelladas hidrofóbicas al candidato de Perú Posible, pues éste no podría responderle directamente al agresor. Así lo hizo, inventó países, cuentas bancarias y denostó a su antojo, pues su honradez se circunscribe, hasta hoy, a asuntos de bolsillo. Viste Alejandro. Te pedí que siguieras rogando para que te ataquen y mandaron al “cánido”, pero para neutralizar la vileza e iniquidad, surgió Fernando Barrios, enviado por la divina providencia, cargando en la espalda un tanque de fumigar, repleto de bosta diluida en orina, la que esparció en el atuendo, ropa interior y voluminosa anatomía del primer magistrado de la nación. Oficiaba este improvisado de Ministro del Interior. En sus predios políticos se le conocía como “el calichín”, había llegado, sin mayores merecimientos a las ligas mayores. Antes el “todopoderoso” lo nombró Presidente del Instituto de Seguridad Social, del cual salió para ocupar una cartera. Hasta el último momento llenó alforjas con dinero de los enfermos, disponiendo para su entorno, igual trato abusivo. Aumentó durante el ejercicio de ese cargo, varias veces el presupuesto de publicidad, como si se tratase de una agresiva empresa privada dispuesta a anular a sus competidores. Los contratos se digitaban, sin cumplir el requisito de concurso o licitación. Se desabasteció dicha entidad de medicinas y se comprometió su patrimonio por treinta años, con desordenados contratos, en los que parecen reflejarse las sombras de Canaán. “El calichín” solo había jugado, hasta ese momento, en territorio huanca y goleado a equipos de Tarma y Chupaca. Fernando Barrios, hay que decirlo, ha sido condecorado por servicios distinguidos prestados a la nación. Distinguido significa sobresaliente, pero etimológicamente la palabreja tiene el mismo origen que distinto. En ese caso, el comportamiento de Barrios corre paralelo con el de sus congéneres de igual camiseta. García pretendió calificar el cohecho y envilecimiento, con un paternal barniz de “viveza criolla”, como si Barrios le hubiese birlado el postre, en un almuerzo de trabajo, a Juan Ossio, Ministro de Cultura, o hubiese pellizcado el glúteo de una secretaria caderona. Hay, también, de por medio un estudio de abogados, que rogamos para que no absuelva consultas en el sentido que el cliente exija. Aunque esto será tema que competa a la Comisión de Ética del colegio profesional correspondiente. Los hados se inclinan contra ustedes, señor presidente, y créame que lo tienen merecido. Si siguen atacando al rival que estiman peligroso, obtendrán la respuesta a la manera de una poesía de Vallejo “Y Toledo ay, siguió subiendo”.